Es muy probable que la mayoría de la gente haya oído hablar o haya tenido alguna experiencia personal con el reconocimiento automático de matrículas, o ALPR por sus siglas en inglés. ALPR es una tecnología que utiliza el reconocimiento óptico de caracteres (OCR) para leer automáticamente los caracteres de la matrícula. Hay muchas aplicaciones que utilizan ALPR. Las fuerzas del orden, las autopistas de peaje y el control de aparcamientos son algunas de las aplicaciones más conocidas.
Existen dos categorías generales de ALPR:
Estacionarias - Utilizan cámaras de infrarrojos (IR) en puntos fijos elevados. Las cámaras fijas pueden montarse en señales, pasos elevados de autopistas, farolas o edificios como forma rentable de vigilar vehículos en movimiento y estacionados las veinticuatro horas del día.
Móvil - Utiliza cámaras IR montadas en vehículos. Estas cámaras se instalan en vehículos y son capaces de leer matrículas a alta velocidad.
El reconocimiento automático de matrículas tiene muchos usos:
- Recuperación de vehículos robados
- Identificación de conductores con una orden de detención abierta
- Atrapar a los infractores comparando el tiempo medio que tardan en llegar de la cámara fija A a la cámara fija B.
- Determinar qué coches deben y no deben aparcarse en un garaje
- Agilización del aparcamiento al eliminar la necesidad de confirmación humana de las tarjetas de aparcamiento
Algunos de nosotros podríamos cometer el error de pensar que ALPR sólo es beneficioso para la aplicación de la ley dentro de varios condados y ciudades. Aunque el ALPR ayuda a las fuerzas del orden a ampliar la seguridad y proteger nuestras comunidades, también puede servir como una valiosa herramienta de control del aparcamiento.
Gestionar el aparcamiento en un hospital, una universidad o un campus comercial no es tarea fácil. El ALPR simplifica el control del aparcamiento y mejora las operaciones generales para la dirección y los clientes. Esta tecnología permite a las instalaciones maximizar los recursos y reducir los costes, pasar a los permisos virtuales (también conocidos como "pago por matrícula"), hacer cumplir los límites de tiempo, realizar un seguimiento de las infracciones fuera de la vía pública en tiempo real y utilizar los datos para mejorar los servicios de aparcamiento.